Lula, el carismático líder servidor

11 de Abril de 2018

[Por: Leonardo Boff | Texto en español y portugués]




Toda sociedad refuerza su identidad a través de grandes símbolos que le hacen ganar nitidez y le indican una dirección. Esos símbolos se encuentran en los monumentos referenciales como el Cristo del Corcovado, o en una ciudad entera como Brasilia, o en las imágenes de los profetas de Aleijadinho, en las estatuas que adornan las plazas y otras. Los nombres de las calles reavivan la memoria de escritores, de poetas, de artistas, de figuras que permanecen en la conciencia colectiva. En el mundo político no se puede negar la predominancia de Getúlio Vargas, uno de los mayores líderes políticos de nuestra historia, que dio otro rumbo a Brasil y lo introdujo en el mundo moderno, beneficiando particularmente a la clase trabajadora.

 

En esta línea se sitúa la figura de Luiz Inácio Lula da Silva. Nadie puede negarle el carisma que tiene reconocido nacional e internacionalmente. Lo decisivo de su figura carismática es que proviene de las clases abandonadas por las élites que siempre ocuparon el Estado y elaboraron políticas que les beneficiaban a ellas, de espaldas al pueblo. Nunca tuvieron un proyecto para Brasil, sólo para sí mismas.

 

De repente, irrumpe Lula en el escenario político con la fuerza de un carisma excepcional, representando a las víctimas de la tragedia brasileña, marcada por una desigualdad-injusticia social de las mayores del mundo. Incluso teniendo que aceptar la lógica del mercado capitalista, perversa porque es excluyente y por eso antidemocrática por naturaleza, logró abrir brechas que beneficiaron a millones de brasileños, comenzando con el programa 'Hambre Cero' y siguiendo con otras varias políticas sociales.

 

Los que le critican de populista y asistencialista no saben lo que es el hambre, que Gandhi afirmaba que era "un insulto, porque humilla, deshumaniza y destruye el cuerpo y el espíritu; es la forma más asesina que existe". Siempre que se hace algo en beneficio de los más necesitados, surge la crítica de las élites adineradas y de sus aliados, de populismo y de asistencialismo cuando no de uso político de los pobres. Olvidan lo que es elemental en una sociedad mínimamente civilizada: la primera tarea del Estado es garantizar y cuidar la vida de su pueblo, y no dejarlo en la exclusión y en la miseria que hacen víctimas a sus niños y los hacen morir antes de tiempo. La ola de odio y de difamación que brota actualmente en el país nace del espíritu de los herederos de la Casa Grande: el desprecio que dedicaban a los esclavos lo han pasado a los pobres, a los negros, especialmente a las mujeres negras y a otras pobres.

 

Lula con sus proyectos de inclusión no sólo sació el hambre y atendió a otras necesidades de casi 40 millones de personas, sino que les devolvió lo más importante, que es la dignidad y la conciencia de que son ciudadanos e hijos e hijas de Dios.

 

El verdadero líder sirve a una Causa que más allá de él mismo. Como Presidente, Lula, hijo de la pobreza nordestina, se propuso que ningún brasilero tuviese que pasar hambre. Cuántas veces personalmente le oí decir que todo el sentido de su vida y de su política era dar centralidad a los pobres y arrancarlos del infierno de la miseria. Una vez, viniendo en coche con él desde São Bernando, al pasar por un lugar solitario, hizo parar el auto para confesarme: "muchas veces, saliendo de la fábrica, me senté aquí en esa hierba y lloraba porque no tenía nada para llevar a mis hermanos que en casa pasaban hambre". Como Jefe de Estado quiso crear las condiciones para que nadie tuviese que llorar por hambre.

 

Lula fue y es un líder servidor de esta Causa. El líder carismático servidor habla a lo profundo de las personas. De ahí nace el entusiasmo y atracción que suscita. Cuántas veces, en mis andanzas por las comunidades de la periferia oí esta frase: "Lula fue el único que pensó en nosotros, los pobres, e hizo cosas buenas para nosotros". De él se pueden apuntar limitaciones, que pertenecen a la condición humana, incluso equivocaciones políticas, pero jamás se podrá decir que abandonó el propósito básico de su vida y de su acción política. Señal de ello es que pasaba las Navidades con los mendigos, cuidados por el Padre Júlio Lancelotti, bajo un puente en São Paulo. Se encontraba a sus hermanos y hermanas de destino mostrándoles solidaridad y compañía.

 

La saña de los que quieren un Brasil de privilegios para pocos, ha conseguido aprisionarlo. Pero el sueño de un Brasil rico, ya sin miserables, jamás podrá ser apresado. Lula con su sueño es inmortal y se hace, como se dice en la tradición judía, "un justo entre las naciones".

 

Estos pocos ejemplos muestran cómo se puede ser un líder político servidor del pueblo y suscitar en sus seguidores el mismo espíritu de servicio solidario y constructivo.

 

 

Tal actitud apunta a otro tipo de Brasil, que queremos y merecemos, animado por representantes que hacen de la política, al decir de Gandhi "un gesto amoroso para con el pueblo y un cuidado por todo lo que es común". Lula se inscribe en esta honrosa tradición.

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Lula, o carismático lider servidor

 

Nenhuma sociedade reforça sua identidade senão através de grandes símbolos que lhe conferem foco e que lhe apontam uma direção. Estes símbolos se encontram nos monumentos referenciais como o Cristo do Corcovado, ou numa inteira cidade como Brasíia ou as imagens dos profetas de Aleijadinho, nas estátuas que enfeitam as praças e outras. Os nomes das ruas reavivam a memória de escritores, de  poetas, de artistas e de figuras que permanecem na consciência coletiva. No mundo político não se pode negar a predominância de Getúlio Vargas, um dos maiores líderes políticos de nossa história, que deu outro rumo ao Brasil e o introduziu no mundo moderno, beneficiando particularmente a classe trabalhadora.

  

Nesta linha se situa a figura de Luiz Inácio Lula da Silva. Ninguém pode negar-lhe o carisma de que é possuído, reconhecido nacional e internacionalmente. O decisivo de sua figura carismática é que provem das classes abandonadas pelas elites que sempre ocuparam o Estado e elaboraram políticas que os beneficiavam, de costas para o povo. Nunca tiveram um projeto para o Brasil, apenas para si mesmas.

  

De repente, irrompe Lula no cenário político com a força de um carisma  excepcional, representando as vítimas da tragédia brasileira, marcada por uma desigualdade-injustiça social das maiores do mundo. Mesmo tendo que aceitar a lógica do mercado capitalista, perversa porque excludente e por isso, anti-democrática por natureza, conseguiu abrir brechas que beneficiaram milhões de brasileiros começando com o programa da Fome Zero e completada por várias outras políticas sociais.

  

Os que o criticam de populismo e de assistencialismo não sabem o que é a fome que Gandhi afirmava ser ela “um insulto; ela avilta, desumaniza e destrói o corpo e o espírito; é a forma mais assassina que existe”. Sempre que se faz algo em benefício dos mais necessitados, logo surge a crítica das elites endinheiradas e de seus aliados, de populismo e de assistencialismo quando não de uso político dos pobres. Esquecem o que é elementar numa sociedade minimamente civilizada: a primeira tarefa do Estado é  garantir e cuidar da vida de seu povo, e não deixá-lo na exclusão e na miséria que vitimam suas crianças e os fazem morrer antes do tempo. A onda de ódio e de difamação que grassa atualmente no país nasce do espírito dos herdeiros da Casa Grande: o desprezo que dedicavam aos escravos o repassaram aos pobres, aos negros, especialmente às mulheres negras e outras pobres.

  

Lula com seus projetos de inclusão não apenas saciou a fome e atendeu a outras necessidades de quase 40 milhões de pessoas, senão que lhes devolveu o mais importante que é a dignidade e a consciência de que são cidadãos e filhos e filhas de Deus.

 

O verdadeiro lider serve a uma causa além de si mesmo. Lula, filho da pobreza nordestina, se propôs como Presidente que nenhum braseileiro precisasse passar fome. Quantas vezes o ouvi pessoalmente dizer que todo o sentido de sua vida e de sua política é dar centralidade aos pobres e arrancá-los do inferno da miséria. Outra vez, vindo de carro com ele de São Bernando, passando por um lugar ermo fez parar o carro para  me confessar: “muitas vezes, saindo da fábrica, sentei aqui nesse capim e chorava porque não tinha nada para levar para meus irmãos que em casa que passavam fome”. Como Chefe de Estado quis criar as condições para que ninguém precisasse chorar por causa da fome.

 

Lula foi e é um lider servidor desta causa. O líder carismático servidor fala para o profundo das pessoas. Dai nasce o entusiasmo e atração que todo lider suscita. Quantas vezes, nas minhas andanças pelas comunidades da periferia ouvi esta frase:”Lula foi o único que pensou em nós pobres e fez coisas boas para nós”. Dele se podem apontar limitações que pertencem à humana condição, até equívocos políticos, mas jamais se poderá dizer que abandonou o  propósito básico de sua vida e de sua ação política. Sinal disso é o fato de que passava os Natais com os mendigos, cuidados pelo Padre Júlio Lancelotti, debaixo da ponte em São  Paulo. Encontrava seus irmãos e irmãs de destino, mostrando-lhe solidariedade e companhia.

 

A sanha dos que querem o Brasil dos privilégios para poucos, conseguiram aprisioná-lo. Mas o sonho de um Brasil rico porque não tem miseráveis jamais pode ser aprisionado. Lula com seu sonho é imorredouro e se faz, como se diz na tradição judaica, “um justo entre as nações”.

 

Esses poucos exemplos aduzidos mostram como se pode ser líder político servidor do povo e suscitar em seus seguidores o mesmo espírito de serviço solidário e construtivo.

 

Tal atitude aponta para um outro tipo de Brasil que queremos e merecemos, animado por representantes que fazem da política, no dizer de Gandhi, “um gesto amoroso para com povo  e um cuidado por tudo aquilo que é comum”. Lula se inscreve nesta honrosa tradição.

 

Leonardo Boff é teólogo, filósofo e  e publicou Brasi:  concluir a refundação ou prolongar a dependência, Vozes 2018.

 

 

Imagem: https://www.nytimes.com/es/2018/04/04/lula-tribunal-brasil-carcel/ 

 

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