Fe en la resistencia, aquí y allá… (2)

12 de Octubre de 2018

[Por: Rosa Ramos]




“Mucha gente pequeña, 

en lugares pequeños, 

haciendo cosas pequeñas, 

puede cambiar el mundo”

Eduardo Galeano

 

En la entrada anterior compartía algunos sorbos de buen vino para invitarlos a beber de estos y otros pozos; de los propios, como invita Gustavo Gutiérrez, a sabiendas que nuestros pozos están intercomunicados y que buceando en ellos, llegaremos a beber y alimentarnos de la gran Fuente de la Vida. De ella mana tanto Amor incondicional, que inspira, que mueve a la respuesta creativa, a la resistencia, y en muchos casos hasta el heroísmo.

 

El espacio me resultó breve y de la tercera copa seguro quedaron con sed de más. Se trata de la película documental que da título a estas dos entregas: Fe en la resistencia, un trabajo de investigación realizado en mi país, Uruguay, con un director uruguayo, Nicolás Iglesias, y donde desfilan muchos de los protagonistas de la resistencia a la dictadura, dando su testimonio de lo vivido y asumido desde la fe; una fe lúcida y comprometida con el tiempo que les tocó vivir y responsablemente lo aceptaron.

 

Quizá uno de los valores más notorios del filme es mostrar la entrega generosa de gente de fe, a la sociedad uruguaya orgullosamente laica, muchas veces ajena a lo que sucede en el mundo de los creyentes. Es cierto que en las décadas investigadas hubo un cuerpo a cuerpo, una fraternidad, de toda la oposición a los atropellos a los Derechos Humanos, configurando un momento de gran unidad. Pero quizá muchos lo hayan olvidado y otros lo desconozcan por su edad o por prejuicios, así que este hacer memoria ayuda mucho.

 

En los 80 minutos del documental vemos y oímos a pastores valdenses, metodistas, a sacerdotes católicos, a judíos y ubandistas, a muchos laicos y laicas de diversas áreas de acción social como políticos, escritores, abogados, filósofos, maestros, músicos, obreros, sindicalistas, etc. Las entrevistas se van intercalando y armando un tapiz multicolor sumamente valioso para el necesario aporte a la memoria colectiva. Desde los recuerdos comentan, reflexionan, se emocionan, sonríen, cantan, dialogan. Desde relatos personales se van tejiendo entrañables memorias colectivas del tiempo y las acciones compartidas.

 

Como canta Francisco Murray y ya citamos en la entrega anterior: “El recuerdo del pasado es para gestar lo nuevo… Memoria de los gozos que invitan a gozar, memoria de los duelos llamados a sanar, memoria de los sueños que nos hacen avanzar…”

 

En la década de los ’80 fuimos invadidos por una creatividad que se nutría del deseo innegociable de recuperar la democracia. Es muy emotivo reconocer en los protagonistas a amigos y compañeros de camino, pero también es bueno descubrir más testigos referenciales de otras iglesias que fueron capaces de resistencia y resiliencia juntos. Para los jóvenes el film ofrece la posibilidad de entrar en esa historia lejana o  desconocida de un modo vivencial, apreciando matices, diversidad de miradas y sensibilidades.

 

Quiero citar al propio director del documental: “Fe en la resistencia” es un documental inédito sobre religión y dictadura en Uruguay… Este documental da una mirada de la participación política y su cruce con la fe, revelando el compromiso por la justicia y dignidad, a través de las voces de personas y colectivos que vivieron en primera línea estas situaciones.

 

Mediante esta posibilidad de visibilizar y promover el aporte a la defensa de los derechos humanos, la búsqueda de la memoria, la verdad y la justicia desde las comunidades de fe, es posible dar a conocer los gravísimos atentados contra los derechos humanos que sufrieron personas y comunidades de fe, algo que es casi desconocido por la sociedad y poco recordado al interior de la mayoría de las comunidades religiosas…”

 

Como dije en la entrada anterior, ver esta película documental o leer los libros comentados, me permite hacer hoy una lectura desde otra clave hermenéutica: puedo apreciar más allá de las decisiones racionales, la ternura y el cuidado, como valores profundamente humanos, en los protagonistas de estas historias. Ilustro esto con un detalle del film que me llegó mucho:

 

Hay una escena en la que fuera una de las cárceles en Montevideo -hoy un museo-, con 3 hombres recordando su prisión allí; son los pastores Héber Cardozo, y Ademar Olivera y José María Bidegain Mendiahat, que era sacerdote católico en esos tiempos. Miran el entorno, recuerdan detalles y luego cantan una canción que cantaron en una celebración ecuménica, para la que consiguieron permiso en una Navidad. Me conmovió la humanidad de la escena de estos veteranos hoy, jóvenes en aquellos años, con sus rostros pacíficos, dulces, y esa canción de cuna “La noche de los pobres”, escrita por José María Santini, también preso.

 

Este esfuerzo de memoria, como otros: libros, homenajes, crear y promover espacios apropiados para “visitar o revisitar” los sucesos dolorosos y los actos de resistencia, las “marcas de la memoria”, tiene su analogía en lo que hacía el pueblo de Israel al dejar estelas, altares, al cantar en salmos, cuando reconocía ciertas teofanías y lugares teológicos.

 

La cita inicial de Eduardo Galeano alude al hacer “cosas pequeñas por gente pequeña”, pero, cuidado, no se trata de minimizar el trabajo serio, sólido, que nos permite degustar un buen vino y saborear la memoria agridulce de nuestros generosos hermanos. Los libros citados en la entrega anterior al igual que este documental uruguayo, han significado grandes esfuerzos, mucho tiempo de dedicación, que mucho valoro. 

 

Mirado desde “los poderosos de este mundo” estas acciones, gestos, y hasta las vidas son irrelevantes… sin embargo desde la fe creemos que el Espíritu recrea la faz de la tierra animando a estas gentes, haciendo arder sus corazones, animando sus discernimientos y sosteniendo sus apuestas vitales desde la trama colectiva. Al decir de Humberto Pegoraro:

“Requiere mucha paciencia hacer un tejido nuevo, hay que ponerle coraje, bordar gozo y sufrimiento con la fuerza de tus manos y los latidos de tu pecho…”

 

 

Alice Domon, Monseñor Próspero o “Popi”, así como tantos entrevistados en el documental, han puesto sus hilos, con paciencia y coraje en el tejido nuevo; en este tiempo de velocidades y olvidos, –contraculturalmente- los contemplamos con memoria agradecida para seguir gestando lo nuevo desde nuestras pequeñas historias.

 

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