Una reacción frente a otras reacciones

29 de Abril de 2019

[Por: Eduardo De La Serna]




Muchas reacciones ha habido luego de la Beatificación de los cuatro martires riojanos. Como ocurre siempre, con algunas me identifico, otras aportan algo bueno aunque no coincida con mucho de lo dicho, otras me parecen desatinadas y otras son simplemente repugnantes a mi paladar.

 

Quiero señalar, entre estar últimas, el lamentable texto del obispo castrense a su "feligresía". Hay constancia fotografica de la amplia sonrisa de este sujeto al saludar a la vicepresidenta, injustamente presente en la ceremonia (también consta de otros obispos, por cierto). Lo mismo ha de decirse del siempre fascistoide blog "que no te la cuenten", donde un hijo de un represor y presbítero, difunde mentiras y medias verdades por doquier.

 

Pero quiero detenerme en otros textos o comentarios, que me parecen por lo menos desatinados, y creo que ameritan una reflexión.

 

Un tema que ha sido habitual es el auge de francisquismo o "franciscolatria" que pudo verse en estos momentos. No tengo duda alguna que esta beatificación ha sido posible fundamentalmente por dos actores principales: el Papa Francisco y el obispo Marcelo. Pero hablar de "Francisco y los suyos", Francisco habló y por tanto "causa finita", me parece, por lo menos obsecuente. Relacionar esto con un "punto final" ya me resulta excesivo y ofensivo. Sólo habrá punto final cuando se sepa toda la verdad de los desaparecidos, la identidad de los niños apropiados, culpables presos, y cuerpos identificados, no cuando se reconozca -con justicia, ciertamente- a los cuatro mártires.

 

Sin duda hay muchos elementos - en varios de los textos - que ameritarian un mesurado análisis antes de pronunciarlos, o al afirmarlos gratuitamente... Me hace ruido hablar del "martirio de Jesús". Creo que es posible hablar de eso, pero antes habria que responder mesuradamente a dos preguntas que Ignacio Ellacuria formuló precisamente: ¿por qué muere? ¿por qué lo matan? No coincido, además, con la formulación "dar la vida" (he escrito sobre eso)... no la dieron, se las quitaron. No creo que ninguno, sensatamente quisiera darla. Sí que "lucharon hasta la muerte por practicar la justicia", lo que es muy distinto.

 

Sin duda alguna, todo acontecimiento histórico tiene un contexto. Y no tenerlo en cuenta es de preocupante superficialidad. Pero, obviamente, ese contexto debe ser analizado profundamente, con metodologías adecuadas, debates, y no con slogans o con 3 o 4 elementos sueltos. Un elemento caracteristico de este pobre análisis es lo que se ha llamado la "teoría de los dos demonios". Es decir, en la Argentina de entonces habría habido una guerra entre la guerrilla y la represión, y "en el medio" todos los buenos, "nosotros". Los dos malvados que sometieron dentro de su orgia de sangre a un pueblo víctima. La misma superficialidad se usa al recurrir a la metáfora de la "grieta", término popularizado por Jorge Lanata y preferido por toda la derecha vernácula.  Una metáfora que elige ignorar todo conflicto en la realidad histórica, como si no existieran opresores y oprimidos, amos y esclavos, y muchos otros antagonismos. Recurrir a los dos demonios o a la grieta (o a ambos) suele encarnar una mirada miope, que elige (para tapar el conflicto) aparecer como equilibrados, o como mesurados en medio del dolor, ¡y del dolor provocado! Ignorar que hubo un genocidio, que hubo un Estado criminal, que hubo delitos de lesa humanidad, es, si no cómplice,  al menos irresponsable.

 

La misma falta de análisis se refleja en la referencia a los pobres. Si en Argentina hubiera habido una manga de langostas, una sequía feroz, o si viviéramos en Sudán del sur, otra cosa sería, seguramente. Pero "no es posible morirse de hambre en la patria bendita del pan"... Si ayer hubo hambre, es porque hubo injusticias, hubo una dictadura (ya preparada desde tiempos de las 3A). Y si hubo efectos es porque hubo causas.  Y en un drama causado, no tomar partido es complicidad. No se trata de "secar las lágrimas", aunque eso deba hacerse, se trata de soñar y sudar para que no haya motivos para el llanto. Y otro analisis, politico, social, económico,  eclesiástico ha de hacerse sobre la rezlidad actual. Unir en un combo el "ayer y hoy" sin que medien analisis, diferencias, contrastes, y mucho más,  pues es a todas luces pobre. Pobre y falso.

 

Tener actitudes eclesiocéntricas de ayer y de hoy como si en la Iglesia no hubiera conflictos, como si los cuatro mártires, y tantos otros, no hubieran sido inbisibilizados por la misma Iglesia que prolongó y amplió su martirio es, sencillamente falso. Angelelli  por ejemplo, padeció en su vida episcopal el silencio y desprecio de sus "hermanos obispos", los mismos que estuvieron ausentes en el velatorio de Carlos y Gabriel, los mismos que abonaron la falsa teoría del accidente. No es cierto, por ejemplo, decir que el papado de ayer y de hoy pone en el centro a las victimas. La actitud de Juan Pablo II ante Romero es un palmario ejemplo de todo lo contrario.

 

Insisto en que querer parecer equilibrados, silenciar los conflictos, mostrarse como política y eclesiásticamente correctos no suele ser tal. Sabemos que quien quiere quedar bien con Dios y con el diablo, queda, siempre, bien con el diablo. El angel de la mediocridad, la tibieza y la no verdad. Ignorar que si hablamos de mártires hablamos de conflicto, es por lo menos ofender su memoria, falsear la hisforia y en el fondo despreo uparse de los pobres de ayer y de hoy por desentenderse de sus causas.

 

Foto: https://primeraslineas.com.ar/beatificacion-de-los-martires-riojanos/

 

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