25 de Agosto de 2020
[Por: Carolina Vásquez Araya]
Los ataques contra las Cortes, en Guatemala, constituyen una forma de suicidio, institucional y colectivo. Guatemala es un ejemplo de esta dura realidad; un país en donde se firmaron los Acuerdos de Paz y antes de secar la tinta ya se habían amarrado los compromisos para neutralizar sus efectos. Un país cuyas estructuras políticas, militares y empresariales han sido protagonistas de las peores atrocidades contra la ciudadanía –y muy especialmente contra los pueblos originarios- y en donde cualquier intento por imponer normas, administrar justicia y reparar los errores históricos que han llevado a ese país a la ruina, está condenado a ser combatido desde el Estado y sus aliados, hasta la total anulación…
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