El pedido “al señor de la cosecha”

20 de Noviembre de 2022

[Por: Eduardo de la Serna]




En un ambiente campesino, como es el Israel bíblico, a nadie había que explicarle qué es una “mies”, una “cosecha”. El trigo, la cebada, la vendimia eran tiempos vitales para el pueblo y, por supuesto, de una buena o mala cosecha dependía un buen o mal futuro cercano. El mismo Evangelio de Juan, casi como un dicho popular, dice “faltan cuatro meses para la cosecha” (4,35) como algo absolutamente comprensible para cualquiera. Una buena cosecha es signo evidente de una vida tranquila en el año por venir. El libro del Apocalipsis, por ejemplo, la presenta como “descanso de las fatigas” (14,13-20). Es algo habitual cuando el grano ya ha madurado, y la hoz afilada es el instrumento adecuado (Mc 4,29). Es el final fructuoso de algo que comenzó arduamente, por eso canta el salmista: “Al ir iba llorando llevando el saco de la semilla; al volver vuelve cantando trayendo sus gavillas” (Sal 126:6)… 

 

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