Nuevo libro de la Dra. Diana Viñoles. Notas de la presentación y resonancias

24 de Agosto de 2025

[Por: Rosa Ramos]




“Qué regalo de vidas, qué don este libro. Pura resurrección.”

María Adela Antokoletz

 

El pasado 20 de agosto, en Buenos Aires, en la Universidad Nacional de las Artes, se presentó el nuevo libro de Diana Beatriz Viñoles: “Veinte entrevistas sobre una desaparecida con los desaparecidos”, subtitulado “Por qué y cómo escribí la biografía de Alice Domon”. La autora se doctoró en Filosofía en 2013, con una tesis precisamente sobre esta religiosa francesa desaparecida, secuestrada junto a otras mujeres el 8 de diciembre de 1977 a la salida de la Iglesia Santa Cruz de los sacerdotes Pasionistas[1]. Tal como lo dicen el título y el subtítulo, la autora comparte las entrevistas que realizó en su investigación para la tesis, pero también desvela su proceso personal en la búsqueda, así como su propia trayectoria vital casi en paralelo a la de Alice Domon.

 

La presentación comenzó con música, guitarra y canto, marcando así un acto de resistencia en este tiempo oscuro de Argentina. Contó con una nutrida concurrencia que acogió con aplausos y muchas muestras de admiración y cariño a la autora. Saludó el Lic. Víctor Juan Giusto, Decano de Folklore de la citada Universidad y luego comenzamos propiamente la presentación del nuevo libro. Para ello Diana había convocado a varias personas: María Adela Antokoletz, autora del Epílogo, hermana de un desaparecido y actual Vicepresidenta de las Madres de la Plaza de Mayo; el autor del Prólogo y codirector de la tesis doctoral, Dr. Pierre Antoine Fabre, que por problemas de vuelos no pudo llegar, envió un texto de tenor filosófico sobre el olvido y la memoria, que fue leído por la Dra. Alcira Bonilla, directora de la tesis por la UBA; Silvia Lamanna, amiga y compañera de trayectoria existencial de Diana y a mí, como invitada uruguaya de la red Amerindia.

 

Toda la presentación se desarrolló en un excelente clima distendido, cálido, a tono con la autora, que más allá de su destacado rigor académico, se caracteriza por la sencillez y la transparencia. Varios de sus rasgos fueron destacados por María Adela: alegría, coherencia, entrega, búsqueda permanente de más verdad sobre los hechos y sobre sí misma. Su amiga Silvia, psicóloga, propuso un diálogo imaginario sentadas frente a frente, pero muy verosímil, entre Alice Domon y Diana Viñoles, invitando al público a seguir el diálogo luego de leer el libro e intervenir en el mismo.

 

A continuación, comparto parte de mis resonancias, que ya le había enviado a Diana previamente. Ella me invitó a hacer un comentario al libro desde una perspectiva teológica. Empecé agradeciendo la invitación a participar y citando esas palabras del Epílogo de María Adela que coloqué en el epígrafe y adelantando mi propio cierre: este libro rezuma belleza y esperanza.

 

La Dra. Diana Viñoles señala que los motivos para la lectura pueden haber sido múltiples: conocer los pormenores de una investigación, acercarse al extraño mundo de las religiosas, hacer memoria de quienes han vivido sin cálculos y dado la vida a fondo perdido, etc. En mi caso, que había ya leído sus otras obras, mi motivación era clara: contemplar y agradecer el paso de Dios-con nosotros por nuestra historia de salvación, que es la única historia, pues no hay dos, una sagrada y otra profana.

 

Me acerqué a este libro para contemplar el paso salvador de Dios por las vidas de Alice y de Diana, no como excepciones, sino como muestras privilegiadas. Aclaro que mi expectativa fue colmada. Pude contemplar, una vez más, que el Espíritu actúa en la historia animando a la generosidad de varones y mujeres, que salva en racimo, que lo hace movilizando pueblos, barrios, comunidades. Alice Domon, Léonie Duquet, Diana Viñoles, tutores de tesis en su momento, entrevistados, religiosas, amigas… son parte de una hermosa gesta que era importante visibilizar.

 

La historia de salvación, esta historia sagrada, escrita por personas de carne y hueso, con sus sueños y con su sangre, no es lineal, ni evoluciona con la celeridad que quisiéramos… asumir la lentitud del proceso de humanización o cristificación, incluso los fracasos, es parte también de nuestra tarea inacabada. En algunos casos el proyecto encalla, y las vidas son aplastadas miserablemente, como la de Jesús, ¿o acaso olvidamos que seguimos a un fracasado y asesinado? Pero también es paso salvador de Dios cada resistencia, cada nuevo comienzo desde las cenizas, así vemos el paso de Dios en el empeño porfiado de rescate de la memoria y de hacer reaparecer, con el trabajo de los antropólogos y de las Abuelas, ya sea huesos enterrados, ya sea niños usurpados.

 

Esto hace aquí Diana, revela el paso salvador de Dios, que no deja en la muerte y el olvido a personas entrañables ni sus pequeñas historias. Este hermoso libro no se centra en la ominosa muerte de Léonie, de Alice y otros muchos, desde nuestra fe la muerte no tiene la última palabra. Se centra en la vida jugada, entregada a causas y a personas concretas, en la vida disfrutada en cada momento por quienes se sentían gotas vivas, en movimiento, en un río de pueblo que bregaba por libertad, por justicia, por dignidad para todos, empezando por los más vulnerados.

 

Diana misma lo expresa: tiene vocación de irradiar, de extender a otros, sabiduría, paz, felicidad. Irradia todo eso dando a luz lo mucho que ha gestado a lo largo de su vida, ¡qué forma tan generosa de fecundidad! Este nuevo trabajo evidencia la alegría y la pasión de investigar, crear y publicar.

 

Lo peculiar es que aquí la autora no sólo desentierra o arranca de esas aguas tan turbias y temibles (el mar para los judíos era lugar tenebroso del mal) los cuerpos de Alice y de Léonie, sino que también abre su corazón, para compartir los motivos, el proceso, el entusiasmo (en-Theos), así como las dificultades de su doctorado. La transparencia de la autora para compartir esas “idas y venidas” (como las de Alice en diez años en Argentina), nos hace bien. La autenticidad hace bien, porque deja ver precisamente el paso de Dios, su delicadeza, su respeto a las decisiones humanas.

 

Bíblicamente podríamos relacionar el intento de los protagonistas de este libro -incluyendo a la autora- con el cruce del “Mar Rojo” hacia la libertad para habitar una tierra prometida (sabemos que las promesas de Dios se descubren en los anhelos profundos, en los deseos generosos de las personas). Hubo un momento histórico en Argentina y en América Latina toda, en que parecía que ese cruce era posible y que era el tiempo propicio. En esa gesta se encontraban vecinos de los barrios populares, los Sacerdotes Para el Tercer Mundo, las Religiosas que elegían la vida inserta en las periferias abandonando la seguridad de los grandes colegios, los campesinos pobres unidos en Ligas Agrarias. Este cruce a una tierra soñada es difícil, exigente, y continúa hoy…

 

¿Cómo lo hicieron, cómo se hace? asumiendo plenamente la encarnación, tal como la asumió Jesús.

 

La encarnación no es un instante, es un proceso kenótico, de abajamiento, dejando todo privilegio y haciendo propia la vida de los que el mundo desprecia. Alice en particular se sintió tierra, barro, pueblo… trabajaba hasta agotarse, caminaba, cabalgaba, cocinaba, conversaba su idioma y también reía con su risa de pueblo… En ese proceso de kenosis, acabó su cuerpo desaparecido en el Río de la Plata. Su vida no se la quitaron, sino que en su libertad -en el marco histórico concreto- la entregó hasta el final, al igual que Jesús (“mi vida nadie me la quita, yo la entrego”, Jn. 10, 18)

 

Contemplar a los mártires y a personas vocacionales e íntegras, no aplasta ni deja inmóviles, desafía. Diana con sus búsquedas, su minuciosa investigación, y su profunda espiritualidad, nos interpela y desafía. Contemplamos para caminar, para construir una sociedad “donde se necesiten menos antibióticos para salvar vidas y menos psicofármacos para sobrevivir una vida sin sentido”. Este nuevo libro de Diana sin duda nos anima a eso. También este libro nos desafía a cuestionarnos cómo ser cristianos hoy: no pasa por ritos, ni por estructuras pesadas que expulsan a los buscadores apasionados, pasa por vivir dispuestos a “mudarnos”, para ir tras un sueño de solidaridad y mayor dignidad para todos (“Vine para que tengan vida y vida en abundancia”, Jn, 10, 10).

 

Este libro no habla sólo del pasado y de otros, habla del presente y de nosotros, nos anima a movernos como Alice, como Diana, a volver a empezar ligeros de equipaje, “con un oído en el Evangelio y otro en el pueblo”, como decía Monseñor Angelelli. En suma, el nuevo libro de la Dra. Diana VIñoles es buena noticia en este tiempo oscuro, pues, a pesar de acercarnos historias duras, muchas con final trágico, destila belleza y esperanza, en Dios y en la humanidad. Gracias, ¡muchas gracias Diana por irradiar tanto!



[1] Hay muchos videos disponibles en YouTube y ese documental más extenso https://youtu.be/6DdnfoQCsC8

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