13 de Diciembre de 2025
[Por: Juan José Tamayo]
El 22 de noviembre falleció en Valencia a los 93 años el teólogo e intelectual Antonio Duato con la misma discreción que caracterizó su largo itinerario vital. Unos meses antes de su muerte había escrito: “Estoy tranquilamente situado en la pista de despegue hacia la muerte y la futura primavera estará ya en manos del Misterio”. Tuvo una excelente formación intelectual interdisciplinar: estudió filosofía en la Universidad Pontificia de Comillas, teología en la Universidad Gregoriana de Roma y Ciencia Política en la Universidad de la Sapienza de Roma.
Fue precisamente en la Sapienza donde comenzó la lectura directa de los textos de Marx y Engels, que influyeron en sus lúcidos análisis de la realidad en las diferentes etapas de su vida. La relación con Italia no terminó con sus estudios teológicos y políticos, sino que continuó en décadas posteriores en las que estuvo vinculado con el pensamiento teológico crítico y con los movimientos cristianos renovadores italianos que surgieron después del Concilio Vaticano II (1962-1965), en cuyos encuentros participó activamente. Especial relación mantuvo con el teólogo y activista social Ernest Balducci y con su revista Testimonianze.
Su formación interdisciplinar marcó decisivamente su profunda experiencia religiosa, su ubicación social en medio de los conflictos laborales poniéndose del lado de la clase obrera, su lúcida actividad intelectual a través de la revista Iglesia Viva y del blog de Atrio, su trabajo pastoral renovador y su apertura a los nuevos climas culturales y a los cambios vertiginosos producidos en el mundo y en la sociedad española, que analizó críticamente y siempre con una mirada esperanzadora a pesar de los nubarrones que se ciernen en el horizonte. “Yo siento muchas primaveras brotar en lo profundo […] y en medio de tantas catástrofes y escombros”, afirmaba.
El Concilio Vaticano II fue el referente, la guía y el horizonte que inspiró el trabajo pastoral de Duato como vicario episcopal en la archidiócesis de Valencia junto con Teodoro Úbeda Gramejo, posteriormente obispo de Mallorca con gran sensibilidad social y comprometido en la promoción de la cultura y la lengua baleares. Ambos diseñaron un plan organizativo arquidiocesano que consistía en la creación de grupos de sacerdotes que vivieran en comunidad, atendieran a diferentes poblaciones y transformaran las parroquias en verdaderas comunidades. El plan no llegó a ponerse en marcha para la falta de apoyo de las autoridades eclesiásticas.
Dirigió durante casi cincuenta años Iglesia Viva, unas de las revistas interdisciplinares más influyentes e iluminadoras en los procesos de cambio de la sociedad y del cristianismo a nivel global y nacional, junto con Concilium, Revista Internacional de Teología, donde se dan cita las teólogas y los teólogos continuadores del espíritu renovador del Concilio Vaticano II e intentan dar respuesta al cambio de era que estamos viviendo.
Nació para acoger, comentar y difundir el Vaticano II, concilio de la reforma de la Iglesia católica, del diálogo ecuménico y de la presencia liberadora del cristianismo en el mundo, entre multas y secuestros por parte del Tribunal de Orden Público. La revista fue conciencia crítica de la realidad española, participó en la construcción de una sociedad plenamente democrática y analizó la relación entre Iglesia y poder en el neocapitalismo. En ella intervinieron algunas de las mentes más lúcidas del pensamiento político, económico, cultural y religioso de nuestro país.
Durante los últimos años Duato estuvo muy preocupado por la polarización política española y la geopolítica global, de las que hacía responsables y consideraba más peligrosos a los líderes que se creían salvadores de la patria y del mundo.
A principios del siglo XXI creó el blog ATRIO, quizá su obra más emblemática y creativa de pensamiento crítico, donde colaboramos personas de diferentes procedencias ideológicas, culturales y disciplinares de España, Europa y América Latina en un clima de diálogo respetuoso y enriquecedor bajo la discreta moderación de Antonio. Contó con numerosos lectores y lectoras de todas las latitudes geográficas, que participaban con comentarios a los artículos publicados.
ATRIO fue, en palabras de Duato, “lugar de encuentro de seres humanos ínfimos y efímeros, pero necesarios”, donde maduran frutos de semillas de vida humana y ecológica para el futuro; lugar de encuentro para el diálogo entre espiritualidades, religiones y culturas, para la creación de un mundo mejor a partir de la reflexión y del compromiso, y avanzar en Fe y Secularidad, asignatura todavía no aprobada en España.
ATRIO creó una comunidad dialógica interdisciplinar que inspiró siete primaveras: la personal, la eclesial, la económica, la tecnocientífica, la ecológica y la utópica hacia el más allá. La aventura atriera terminó su andadura el 25 de junio de este año, pero la comunidad dialógica plural
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