[Por: Eduardo de la Serna]
En lo personal, nunca fui “francisquista”. Es decir, hubo cosas del papa Francisco que no me conformaban. Para poner un solo ejemplo, y podría decir más, creo que nunca entendió la lucha feminista. Pero no ser “francisquista” no me transforma, ¡ni remotamente!, en “anti”. Tener una postura crítica, lo sigo creyendo, es constructivo, porque no pretende ser demoledor, no es “crítica sistemática”, no es – mucho menos – anti eclesial...
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