09 de Agosto de 2013
(Francisco Asensi).- No se pueden poner puertas al campo ni compuertas al río de la vida. Si las mujeres (70% de los fieles) se lo propusieran, la Iglesia católica cambiaría radicalmente o saltaría por los aires, hecha añicos. A continuación un extracto sacado del libro "El Evangelio de las mujeres".Las mujeres de Aristófanes ("La asamblea de las mujeres"), cuatro siglos antes de que Cristo apareciese, constataban que todo andaba mal en el mundo de los hombresy decidieron coger ellas las riendas del poder. Instauraron una original comunidad igualitaria. Cada ciudadano debería aportar a la colectividad todo lo que le perteneciese; a su vez, tendría derecho al sustento y al goce del sexo, puestos también en común. Esta utopía comunitaria, pura fantasía de Aristófanes, la desarrollarían posteriormente Platón y otros filósofos.
(Francisco Asensi).- No se pueden poner puertas al campo ni compuertas al río de la vida. Si las mujeres (70% de los fieles) se lo propusieran, la Iglesia católica cambiaría radicalmente o saltaría por los aires, hecha añicos. A continuación un extracto sacado del libro "El Evangelio de las mujeres".
Las mujeres de Aristófanes ("La asamblea de las mujeres"), cuatro siglos antes de que Cristo apareciese, constataban que todo andaba mal en el mundo de los hombresy decidieron coger ellas las riendas del poder. Instauraron una original comunidad igualitaria. Cada ciudadano debería aportar a la colectividad todo lo que le perteneciese; a su vez, tendría derecho al sustento y al goce del sexo, puestos también en común. Esta utopía comunitaria, pura fantasía de Aristófanes, la desarrollarían posteriormente Platón y otros filósofos.
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