01 de Noviembre de 2013
"El grito de los israelitas subió hasta Yavhe. Yavhe escuchó sus lamentos y se acordó de su alianza” (Éxodo 2, 23)En este año 2013 hemos sido sorprendidos por la renuncia inesperada de Benedicto XVI y la elección del Papa Francisco. Estos son dos signos providenciales, una Palabra del Espíritu "que ha respondido al clamor de su pueblo". En el lenguaje de la Madre Naturaleza, estos acontecimientos eclesiales evocan una primavera que irrumpe desde un largo invierno lo que nos produce esperanza de renovación y un moderado optimismo que fortalece nuestro compromiso evangélico con el pueblo pobre, al estilo de Jesús de Nazaret.
"El grito de los israelitas subió hasta Yavhe. Yavhe escuchó sus lamentos y se acordó de su alianza” (Éxodo 2, 23)
En este año 2013 hemos sido sorprendidos por la renuncia inesperada de Benedicto XVI y la elección del Papa Francisco. Estos son dos signos providenciales, una Palabra del Espíritu "que ha respondido al clamor de su pueblo". En el lenguaje de la Madre Naturaleza, estos acontecimientos eclesiales evocan una primavera que irrumpe desde un largo invierno lo que nos produce esperanza de renovación y un moderado optimismo que fortalece nuestro compromiso evangélico con el pueblo pobre, al estilo de Jesús de Nazaret.
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