22 de Noviembre de 2013
(Eduardo de la Serna) Nuestro lenguaje cotidiano, apasionado y latino, suele ser poco propenso a las precisiones y a los análisis mesurados. Esto tiene enormes riquezas, por cierto, y también limitaciones. Decir que alguien es “una bestia” (o chacal, o demás metáforas animales) corre el riesgo de olvidar que tal sujeto ¡es una persona! Afirmar de un criminal y genocida que es un animal, ofende a los animales, y le quita responsabilidad al sujeto. Sin dudas es alguien que deshonra la especie humana, pero es humano. Inhumanamente humano. Recuerdo algunas voces molestas con la película “La Caída” porque mostraba un cierto aspecto humano de Adolf Hitler.
(Eduardo de la Serna) Nuestro lenguaje cotidiano, apasionado y latino, suele ser poco propenso a las precisiones y a los análisis mesurados. Esto tiene enormes riquezas, por cierto, y también limitaciones. Decir que alguien es “una bestia” (o chacal, o demás metáforas animales) corre el riesgo de olvidar que tal sujeto ¡es una persona! Afirmar de un criminal y genocida que es un animal, ofende a los animales, y le quita responsabilidad al sujeto. Sin dudas es alguien que deshonra la especie humana, pero es humano. Inhumanamente humano. Recuerdo algunas voces molestas con la película “La Caída” porque mostraba un cierto aspecto humano de Adolf Hitler.
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