03 de Enero de 2014
Lo divino en Jesús no puede percibirse por los sentidos. Ni en su nacimiento ni en su vida huvo espectáculo alguno de luz y sonido. Lo divino se funde con lo humano. Estamos ya en el centro del misterio de la Encarnación. ¿Quién es Jesús? Hoy la clave nos la da Pablo: “Nacido, según la carne, de la estirpe de David; constituido, según el Espíritu, Hijo de Dios.” Pero hay otra frase en el evangelio de Jn todavía más esclarecedora; cuando Jesús propone a Nicodemo que hay que nacer de nuevo, dice: “lo que nace de la carne es carne; lo que nace del espíritu es espíritu”. Lo cual quiere decir, que de la carne no puede surgir el espíritu, pero tampoco del Espíritu puede nacer la carne. Pablo considera normal la procedencia de la humanidad de Jesús, pero deja muy claro que lo importante es lo que hay en él de divino; y eso, sin duda ninguna, ha nacido del Espíritu.
Lo divino en Jesús no puede percibirse por los sentidos. Ni en su nacimiento ni en su vida huvo espectáculo alguno de luz y sonido. Lo divino se funde con lo humano. Estamos ya en el centro del misterio de la Encarnación. ¿Quién es Jesús? Hoy la clave nos la da Pablo: “Nacido, según la carne, de la estirpe de David; constituido, según el Espíritu, Hijo de Dios.” Pero hay otra frase en el evangelio de Jn todavía más esclarecedora; cuando Jesús propone a Nicodemo que hay que nacer de nuevo, dice: “lo que nace de la carne es carne; lo que nace del espíritu es espíritu”. Lo cual quiere decir, que de la carne no puede surgir el espíritu, pero tampoco del Espíritu puede nacer la carne. Pablo considera normal la procedencia de la humanidad de Jesús, pero deja muy claro que lo importante es lo que hay en él de divino; y eso, sin duda ninguna, ha nacido del Espíritu.
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