02 de Mayo de 2014
En el Domingo de la Misericordia, con la mega-canonización de dos papas la Iglesia escenifica en la Plaza de San Pedro algo más que un gran acontecimiento eclesial; muestra ante la mirada del mundo una realidad menos visible, pero más desconcertante. Es el testimonio público eclesial de la lacerante herida de la división y de la dolorosa llaga de la falta de unidad del pueblo católico. Una realidad triste que afecta a la Iglesia en toda su estructura.
En el Domingo de la Misericordia, con la mega-canonización de dos papas la Iglesia escenifica en la Plaza de San Pedro algo más que un gran acontecimiento eclesial; muestra ante la mirada del mundo una realidad menos visible, pero más desconcertante. Es el testimonio público eclesial de la lacerante herida de la división y de la dolorosa llaga de la falta de unidad del pueblo católico. Una realidad triste que afecta a la Iglesia en toda su estructura.
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