"Tener cruz en todo" (III)

22 de Mayo de 2014

Una locura se explica con otra locura. Esta locura de pedir “pobreza, oprobios, humillaciones”, solo se comprende desde otra locura, la del amor encendido que abrigaba Ignacio, aquel “loco por Jesucristo”.  Estando encarcelado en el convento de San Esteban, decía que  “no hay tantos grillos ni cadenas en Salamanca que no desee más por a amor a Dios” (Au 69). Y al proponer las peticiones del triple coloquio de Banderas, Ignacio quiere contagiarnos lo que él mismo vive, un amor por Jesucristo que lo abraza en su totalidad, como ya había anticipado en la 15º anotación.  Quiere que nuestro amor a Jesucristo sea total, abarcante y unificante. Quiere que “más le ame y le siga” con todo mi ser, desde la totalidad de mi persona.  Y también quiere que abracemos la totalidad de la persona de Jesús, sin omitir ninguna de sus dimensiones y sin borrar ninguno de sus rasgos.




Una locura se explica con otra locura. Esta locura de pedir “pobreza, oprobios, humillaciones”, solo se comprende desde otra locura, la del amor encendido que abrigaba Ignacio, aquel “loco por Jesucristo”.  Estando encarcelado en el convento de San Esteban, decía que  “no hay tantos grillos ni cadenas en Salamanca que no desee más por a amor a Dios” (Au 69). Y al proponer las peticiones del triple coloquio de Banderas, Ignacio quiere contagiarnos lo que él mismo vive, un amor por Jesucristo que lo abraza en su totalidad, como ya había anticipado en la 15º anotación.  Quiere que nuestro amor a Jesucristo sea total, abarcante y unificante. Quiere que “más le ame y le siga” con todo mi ser, desde la totalidad de mi persona.  Y también quiere que abracemos la totalidad de la persona de Jesús, sin omitir ninguna de sus dimensiones y sin borrar ninguno de sus rasgos.

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