22 de Mayo de 2014
Hay personas que al morir se volvieron raíces de algo nuevo y fecundo. Personas cuyo recuerdo no se convirtió en pasado sino en huellas de futuro. Personas que nos permiten ver—en sus gestos, opciones, acciones, y en los frutos de sus vidas— ese mundo nuevo y mejor que también se está construyendo, que también está ocurriendo, aunque los titulares de los medios masivos de difusión no los incluyan en sus “agendas del día”.
Hay personas que al morir se volvieron raíces de algo nuevo y fecundo. Personas cuyo recuerdo no se convirtió en pasado sino en huellas de futuro. Personas que nos permiten ver—en sus gestos, opciones, acciones, y en los frutos de sus vidas— ese mundo nuevo y mejor que también se está construyendo, que también está ocurriendo, aunque los titulares de los medios masivos de difusión no los incluyan en sus “agendas del día”.
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