“Los tiempos actuales requieren una actitud misionera renovada, en aras de la humanización y de la dignidad humana”

23 de Enero de 2015

ENTREVISTA CON DIEGO IRARRÁZAVAL
“Los tiempos actuales requieren una actitud misionera renovada, en aras de la humanización y de la dignidad humana”
Entrevista a Diego Irarrázaval, Amerindia Chile
 
[Por: Óscar Elizalde Prada – Publicado en Vida Nueva Colombia No. 114 pp. 40-41]
El chileno Diego Irarrázaval considera que su vida ha estado marcada por momentos que han trascendido en sus sendas como teológo. Uno de ellos ha sido su participación en los procesos sociales que se desencadenaron en Chile, en los tiempos de la dictadura de Augusto Pinochet. Otro ha sido su labor misionera, acompañando algunas comunidades indígenas aimaras en el altiplano peruano. Fue así como comenzó a profundizar en la teología indígena y en la inculturación de la fe cristiana. También se ha vinculado aalgunasasociaciones de teólogos y teólogas donde se abordan perspectivas de género, “buscando superar esquemas andro-céntricos”, lo mismo que en la asesoría de otros colectivos internacionales, como la revista Concilium y Amerindia.
Recientemente en el Simposio Teológico del Cono Sur sobre la Eclessia semper reformanda, propuso algunos desafíos para una reforma desde el postulado de “una Iglesia pobre, desde y para los pobres”.Sobre este mismo asunto, en diálogo con Vida Nueva, compartió algunas de sus inquietudes y miradas propositivas.
A partir de la experiencia vivida en el Simposio Teológico del Cono Sur, ¿cuálconsidera que es el núcleo fundamental que debe abordarse para que la reforma de la Iglesia católica se lleve a cabo?
El hecho de que seamos personas de diversos países, edades, hombres y mujeres, algunos más académicos y otros más pastorales, permite apreciar la riqueza dela combinación de voces y de reflexiones. Considero que hay ciertas constantes u opciones comunes, de las cuales la primera y la que me parece más importante es afianzar en nuestros contextos latinoamericanos, qué significa seguir a Cristo en el Espíritu y en comunidades de Iglesia, a partir de los inmensos retos que tenemos. Esto quiere decir que no podemos repetir lo que hemos estado haciendo por tanto tiempo. Somos parte de una historia de colonialismos, injusticias y errores, y ahora tenemos el desafío de tratar de responder a los “signos de los tiempos”, y debemos hacerlo en fidelidad a Jesús, a su Espíritu y a la fuerza de la comunidad, desde abajo.




ENTREVISTA CON DIEGO IRARRÁZAVAL

“Los tiempos actuales requieren una actitud misionera renovada, en aras de la humanización y de la dignidad humana”

Entrevista a Diego Irarrázaval, Amerindia Chile

 

[Por: Óscar Elizalde Prada – Publicado en Vida Nueva Colombia No. 114 pp. 40-41]

El chileno Diego Irarrázaval considera que su vida ha estado marcada por momentos que han trascendido en sus sendas como teológo. Uno de ellos ha sido su participación en los procesos sociales que se desencadenaron en Chile, en los tiempos de la dictadura de Augusto Pinochet. Otro ha sido su labor misionera, acompañando algunas comunidades indígenas aimaras en el altiplano peruano. Fue así como comenzó a profundizar en la teología indígena y en la inculturación de la fe cristiana. También se ha vinculado aalgunasasociaciones de teólogos y teólogas donde se abordan perspectivas de género, “buscando superar esquemas andro-céntricos”, lo mismo que en la asesoría de otros colectivos internacionales, como la revista Concilium y Amerindia.

Recientemente en el Simposio Teológico del Cono Sur sobre la Eclessia semper reformanda, propuso algunos desafíos para una reforma desde el postulado de “una Iglesia pobre, desde y para los pobres”.Sobre este mismo asunto, en diálogo con Vida Nueva, compartió algunas de sus inquietudes y miradas propositivas.

A partir de la experiencia vivida en el Simposio Teológico del Cono Sur, ¿cuálconsidera que es el núcleo fundamental que debe abordarse para que la reforma de la Iglesia católica se lleve a cabo?

El hecho de que seamos personas de diversos países, edades, hombres y mujeres, algunos más académicos y otros más pastorales, permite apreciar la riqueza dela combinación de voces y de reflexiones. Considero que hay ciertas constantes u opciones comunes, de las cuales la primera y la que me parece más importante es afianzar en nuestros contextos latinoamericanos, qué significa seguir a Cristo en el Espíritu y en comunidades de Iglesia, a partir de los inmensos retos que tenemos. Esto quiere decir que no podemos repetir lo que hemos estado haciendo por tanto tiempo. Somos parte de una historia de colonialismos, injusticias y errores, y ahora tenemos el desafío de tratar de responder a los “signos de los tiempos”, y debemos hacerlo en fidelidad a Jesús, a su Espíritu y a la fuerza de la comunidad, desde abajo.

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