Dios quiere reinar en nuestra historia si le damos cabida

23 de Enero de 2015

DOMINGO TERCERO DURANTE EL AÑO - "B"
25 DE ENERO
Eduardo de la Serna
Lectura de la profecía de Jonás     3, 1-5. 10
Resumen: La “novela” de Jonás muestra cómo los más impensados pueden convertirse si se les predica la palabra de Dios, mientras otros rechazan la voluntad de Dios guiándose por la propia.
Sin dudas la conversión de toda la ciudad es el motivo de la elección del texto teniendo en cuenta el término en el Evangelio del día.
El libro de Jonás es una suerte de novela, o parábola donde prima la ironía. A diferencia de todos los profetas, que predicaron insistentemente a su pueblo y no lograron la conversión, Jonás se dirige a Nínive (¡nada menos que a Nínive, la ciudad más cruel y terrible de los tiempos bíblicos!) y basta que empiece a predicar – se necesitaban tres días para recorrerla pero bastó el primer día de predicación – y todos hicieron ayuno, penitencia (¡hasta los animales!) como signo de conversión. Jonás, en este caso, es “el malo” de la historia. No quiere la conversión, sino el castigo y se enojará con Dios porque Él decide “arrepentirse” del castigo prometido. 




DOMINGO TERCERO DURANTE EL AÑO - "B"

25 DE ENERO

Eduardo de la Serna

Lectura de la profecía de Jonás     3, 1-5. 10

Resumen: La “novela” de Jonás muestra cómo los más impensados pueden convertirse si se les predica la palabra de Dios, mientras otros rechazan la voluntad de Dios guiándose por la propia.

Sin dudas la conversión de toda la ciudad es el motivo de la elección del texto teniendo en cuenta el término en el Evangelio del día.

El libro de Jonás es una suerte de novela, o parábola donde prima la ironía. A diferencia de todos los profetas, que predicaron insistentemente a su pueblo y no lograron la conversión, Jonás se dirige a Nínive (¡nada menos que a Nínive, la ciudad más cruel y terrible de los tiempos bíblicos!) y basta que empiece a predicar – se necesitaban tres días para recorrerla pero bastó el primer día de predicación – y todos hicieron ayuno, penitencia (¡hasta los animales!) como signo de conversión. Jonás, en este caso, es “el malo” de la historia. No quiere la conversión, sino el castigo y se enojará con Dios porque Él decide “arrepentirse” del castigo prometido. 

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