NOTICIAS Y COMUNICACIONES Nº98

28 de Enero de 2015

(21 de Enero de 2015)
Comunidad Ecuménica Horeb Carlos de Foucauld
1. Signos de futuro
2. Venezuela se prepara para recibir en febrero de 2015 a las fraternidades laicas de Carlos de Foucauld de América
1.Signos de futuro
La comunión entre las culturas, las religiones y las Iglesias será tan sólo posible gracias al diálogo y el respeto mutuo. Dialogar no significa ni sustituir ni contraponer el mandamiento fundamental de la evangelización, que la Iglesia ha recibido de su Señor y que constituye su identidad. La tentación más grande que tenemos hoy, en palabras del cardenal Kasper es: “perseguir la comunión y la paz a través de la relativización de las pretensiones de verdad de las religiones, en particular, del cristianismo”. Intentar lograr una comunión entre la humanidad sin lograr un acuerdo sobre los valores y las verdades fundamentales sobre la que esta se apoya, representa una pura ilusión que no puede tener consistencia a largo plazo. 
El diálogo interreligioso se basa en los pilares de la identidad y de la apertura para combatir el relativismo y para luchar contra el sincretismo. Por identidad se quiere expresar una condición necesaria para establecer un auténtico diálogo: es necesario conocer la propia fe y, al mismo tiempo esta identidad exige una actitud de apertura hacia lo que es distinto que lleva a un conocimiento de lo nuevo, a una confrontación de los distintos elementos que entran en juego, a una profundización de lo que ya se conoce. 




(21 de Enero de 2015)

Comunidad Ecuménica Horeb Carlos de Foucauld

1. Signos de futuro

2. Venezuela se prepara para recibir en febrero de 2015 a las fraternidades laicas de Carlos de Foucauld de América

1.Signos de futuro

La comunión entre las culturas, las religiones y las Iglesias será tan sólo posible gracias al diálogo y el respeto mutuo. Dialogar no significa ni sustituir ni contraponer el mandamiento fundamental de la evangelización, que la Iglesia ha recibido de su Señor y que constituye su identidad. La tentación más grande que tenemos hoy, en palabras del cardenal Kasper es: “perseguir la comunión y la paz a través de la relativización de las pretensiones de verdad de las religiones, en particular, del cristianismo”. Intentar lograr una comunión entre la humanidad sin lograr un acuerdo sobre los valores y las verdades fundamentales sobre la que esta se apoya, representa una pura ilusión que no puede tener consistencia a largo plazo. 

El diálogo interreligioso se basa en los pilares de la identidad y de la apertura para combatir el relativismo y para luchar contra el sincretismo. Por identidad se quiere expresar una condición necesaria para establecer un auténtico diálogo: es necesario conocer la propia fe y, al mismo tiempo esta identidad exige una actitud de apertura hacia lo que es distinto que lleva a un conocimiento de lo nuevo, a una confrontación de los distintos elementos que entran en juego, a una profundización de lo que ya se conoce. 

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