29 de Enero de 2015
Un obispo irreprochable
La diócesis de Osorno fue creada el 15 de noviembre de 1955. Su primer obispo fue el fraile capuchino Francisco Valdés Subercaseaux, venerable Siervo de Dios, cuyo...(Editorial R. y L.)
Dice Pablo en su primera carta a Timoteo: “Esto es muy cierto: el que aspira al obispado, a un buen trabajo aspira. Por eso, es menester que la conducta del obispo sea irreprensible. Debe ser esposo de una sola mujer y llevar una vida seria, juiciosa y respetable. Debe ser hospitalario y apto para enseñar. No debe ser borracho ni amigo de peleas, sino bondadoso, pacífico y desinteresado. Debe saber gobernar bien su casa y hacer que sus hijos sean obedientes y respetuosos; porque si uno no sabe gobernar su propia casa, ¿cómo podrá cuidar de la iglesia de Dios? Por lo tanto, el obispo no debe ser un recién convertido, no sea que se llene de orgullo y caiga bajo la misma condenación en que cayó el diablo. También debe ser respetado entre los no creyentes, para que no caiga en deshonra y en alguna trampa del diablo.” (1 Tim, 1-7).
El nombramiento de monseñor Juan Barros, como obispo de Osorno, ha puesto en actualidad la necesidad de tener obispos irreprochables, que sean buen ejemplo para los creyentes y que sean respetados por los no creyente
Un obispo irreprochable
La diócesis de Osorno fue creada el 15 de noviembre de 1955. Su primer obispo fue el fraile capuchino Francisco Valdés Subercaseaux, venerable Siervo de Dios, cuyo...(Editorial R. y L.)
Dice Pablo en su primera carta a Timoteo: “Esto es muy cierto: el que aspira al obispado, a un buen trabajo aspira. Por eso, es menester que la conducta del obispo sea irreprensible. Debe ser esposo de una sola mujer y llevar una vida seria, juiciosa y respetable. Debe ser hospitalario y apto para enseñar. No debe ser borracho ni amigo de peleas, sino bondadoso, pacífico y desinteresado. Debe saber gobernar bien su casa y hacer que sus hijos sean obedientes y respetuosos; porque si uno no sabe gobernar su propia casa, ¿cómo podrá cuidar de la iglesia de Dios? Por lo tanto, el obispo no debe ser un recién convertido, no sea que se llene de orgullo y caiga bajo la misma condenación en que cayó el diablo. También debe ser respetado entre los no creyentes, para que no caiga en deshonra y en alguna trampa del diablo.” (1 Tim, 1-7).
El nombramiento de monseñor Juan Barros, como obispo de Osorno, ha puesto en actualidad la necesidad de tener obispos irreprochables, que sean buen ejemplo para los creyentes y que sean respetados por los no creyente
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