27 de Febrero de 2015
(Carlos Ayala Ramírez) Hace más de dos décadas, el padre Ignacio Elacuría llamaba con vehemencia a que el pueblo hiciera oír su voz. Así lo proclamaba: “Que el pueblo reflexione, desde el punto de vista de la Iglesia, en sus comunidades de base; desde el punto de vista social en sus cantones (…) Que reflexionen sobre la situación del país, que exijan ser bien informados. Que hagan sentir cómo se necesita cuanto antes un desarrollo económico profundo del país, cómo se necesita que se resuelva su problema de injusticia”. Mucho de esto muestra uno de los más recientes informes del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), denominado “La pobreza en El Salvador”. El documento ofrece la palabra de cientos de personas con las cuales se conversó con el propósito de entender la pobreza desde su vivencia.
(Carlos Ayala Ramírez) Hace más de dos décadas, el padre Ignacio Elacuría llamaba con vehemencia a que el pueblo hiciera oír su voz. Así lo proclamaba: “Que el pueblo reflexione, desde el punto de vista de la Iglesia, en sus comunidades de base; desde el punto de vista social en sus cantones (…) Que reflexionen sobre la situación del país, que exijan ser bien informados. Que hagan sentir cómo se necesita cuanto antes un desarrollo económico profundo del país, cómo se necesita que se resuelva su problema de injusticia”. Mucho de esto muestra uno de los más recientes informes del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), denominado “La pobreza en El Salvador”. El documento ofrece la palabra de cientos de personas con las cuales se conversó con el propósito de entender la pobreza desde su vivencia.
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