17 de Junio de 2015
(Bryan Barrios Grafe) A raíz del Concilio Ecuménico Vaticano II convocado por el Papa Juan XXIII en 1962, la Iglesia Católica se reunió para realizar una lectura colectiva de la realidad del mundo en ese momento y de ella en él. Al poco tiempo en América Latina, nacía la Teología de la Liberación. Dicha teología identificó que el lugar histórico donde Dios se revela es en el sujeto empobrecido. A partir de esto se dedujo que, el cumplimiento del precepto cristiano de amar a Dios pasa necesariamente por amar al prójimo pero sobre todo al prójimo que más sufre, que en el caso del continente era el pobre.
(Bryan Barrios Grafe) A raíz del Concilio Ecuménico Vaticano II convocado por el Papa Juan XXIII en 1962, la Iglesia Católica se reunió para realizar una lectura colectiva de la realidad del mundo en ese momento y de ella en él. Al poco tiempo en América Latina, nacía la Teología de la Liberación. Dicha teología identificó que el lugar histórico donde Dios se revela es en el sujeto empobrecido. A partir de esto se dedujo que, el cumplimiento del precepto cristiano de amar a Dios pasa necesariamente por amar al prójimo pero sobre todo al prójimo que más sufre, que en el caso del continente era el pobre.
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