05 de Noviembre de 2015
(Diego Pereira - Adital) Los congresos casi siempre tiene los mismos formatos: exposiciones, talleres, expertos conferencistas, participantes, etc. Todos acuden allí desde sus propias búsquedas e inquietudes. Pero en un congreso donde el motor, sostén y razón es Dios y su preferidos: los pobres, la cosa es muy diferente. En este II congreso de Teología hubo espacio para la novedad y la novedad vino desde los más nuevos. A medida que transcurrían los primeros días se fue gestando entre los grandes teólogos de la liberación y los jóvenes un intercambio muy especial. La conservación en los pasillos, las fotos, los autógrafos, el compartir, las consultas y preguntas, se enmarcaron en un clima muy fraternal, de espontaneidad y de una cercanía que marcó -creo yo- el ánimo y el deseo de los jóvenes. Sentimos una suave brisa que sopló sobre el núcleo más joven de los participantes.
(Diego Pereira - Adital) Los congresos casi siempre tiene los mismos formatos: exposiciones, talleres, expertos conferencistas, participantes, etc. Todos acuden allí desde sus propias búsquedas e inquietudes. Pero en un congreso donde el motor, sostén y razón es Dios y su preferidos: los pobres, la cosa es muy diferente. En este II congreso de Teología hubo espacio para la novedad y la novedad vino desde los más nuevos. A medida que transcurrían los primeros días se fue gestando entre los grandes teólogos de la liberación y los jóvenes un intercambio muy especial. La conservación en los pasillos, las fotos, los autógrafos, el compartir, las consultas y preguntas, se enmarcaron en un clima muy fraternal, de espontaneidad y de una cercanía que marcó -creo yo- el ánimo y el deseo de los jóvenes. Sentimos una suave brisa que sopló sobre el núcleo más joven de los participantes.
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