[Por: Pablo Ordaz – El País]
 
“En la poesía, como en la vida, los silencios son a veces más importantes que las palabras. A sus 91 años, el sacerdote y poeta nicaragüense Ernesto Cardenal, célebre por haber sido uno de los bastiones de la teología de la liberación y por aquella reprimenda pública de Juan Pablo II –Cardenal con la rodilla en tierra, Wojtyla con el dedo índice levantado y Daniel Ortega de testigo--, confiesa que la figura del papa Francisco lo ha conquistado. Y lo hace ahora –de ahí la importancia de los silencios—sin compararlo ni contraponerlo a sus antecesores, desligándolo incluso de su propia historia personal –fue suspendido a divinis en 1984 y desde entonces no puede administrar los sacramentos--. Mientras escribe poemas o talla pájaros en vuelo, el viejo sacerdote de la barba blanca y la boina negra piensa que, por fin, al Vaticano llegó ‘la verdadera revolución’. Desde su taller de Managua, responde a las preguntas de EL PAÍS. A todas, menos a la última.
 
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[Por: Pablo Ordaz – El País]

“En la poesía, como en la vida, los silencios son a veces más importantes que las palabras. A sus 91 años, el sacerdote y poeta nicaragüense Ernesto Cardenal, célebre por haber sido uno de los bastiones de la teología de la liberación y por aquella reprimenda pública de Juan Pablo II –Cardenal con la rodilla en tierra, Wojtyla con el dedo índice levantado y Daniel Ortega de testigo--, confiesa que la figura del papa Francisco lo ha conquistado. Y lo hace ahora –de ahí la importancia de los silencios—sin compararlo ni contraponerlo a sus antecesores, desligándolo incluso de su propia historia personal –fue suspendido a divinis en 1984 y desde entonces no puede administrar los sacramentos--. Mientras escribe poemas o talla pájaros en vuelo, el viejo sacerdote de la barba blanca y la boina negra piensa que, por fin, al Vaticano llegó ‘la verdadera revolución’. Desde su taller de Managua, responde a las preguntas de EL PAÍS. A todas, menos a la última.

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