02 de Junio de 2016
[Por: José María Vigil]
“Una famosa frase de Santo Tomás, que él repite varias veces a lo largo de su obra como un principio al que siente la necesidad de recurrir, dice que «un error sobre el mundo redunda en un error sobre Dios»... Es decir, por ejemplo: si pienso que el mundo es eterno, increado, divino, profano... cualquiera de esas afirmaciones que yo haga sobre el mundo afecta por implicación a lo que habré de pensar sobre Dios. Si acertada o erróneamente pienso, por ejemplo, que una realidad de este mundo es voluntad de Dios, en ese pensamiento estoy implicando, de una manera u otra, mi propia imagen de Dios, cuya voluntad estaría yo vinculando a esa realidad. Errores como el geocentrismo, el antropocentrismo, la unicidad del sistema solar, el dualismo de la creación (…)”.
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[Por: José María Vigil]
“Una famosa frase de Santo Tomás, que él repite varias veces a lo largo de su obra como un principio al que siente la necesidad de recurrir, dice que «un error sobre el mundo redunda en un error sobre Dios»... Es decir, por ejemplo: si pienso que el mundo es eterno, increado, divino, profano... cualquiera de esas afirmaciones que yo haga sobre el mundo afecta por implicación a lo que habré de pensar sobre Dios. Si acertada o erróneamente pienso, por ejemplo, que una realidad de este mundo es voluntad de Dios, en ese pensamiento estoy implicando, de una manera u otra, mi propia imagen de Dios, cuya voluntad estaría yo vinculando a esa realidad. Errores como el geocentrismo, el antropocentrismo, la unicidad del sistema solar, el dualismo de la creación (…)”.
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