09 de Junio de 2016
“Nos adentramos en Junio, el mes dedicado por antonomasia al Sagrado Corazón de Jesús, para nosotros, hermanos y hermanas en el espíritu de Carlos de Foucauld, no es un momento vano y sin sentido pues, de hecho, él eligió como distintivo para quienes le siguiésemos el símbolo del Corazón de Jesús, toda una propuesta de intenciones que define un compromiso concreto: estar ‘en el corazón de las masas’ (como diría René Voillaume) o ‘ser el amor en el corazón de la Iglesia’ (como proponía Teresita de Lisieux). No es la nuestra una propuesta de vocación ñoña y aburrida, no, se trata de vivir en el mismo corazón de Cristo Resucitado que conserva la llaga de haber sido traspasado y renueva nuestra vida desde la sencillez y la alegría, es una invitación tras Pentecostés a vivir con la mirada del corazón, de nuestro corazón, puesta en Jesús, el Amor de todo amor, con la ayuda del Espíritu Santo (…)”. (Tomado del editorial).
Descargue el Boletín No. 71.
“Nos adentramos en Junio, el mes dedicado por antonomasia al Sagrado Corazón de Jesús, para nosotros, hermanos y hermanas en el espíritu de Carlos de Foucauld, no es un momento vano y sin sentido pues, de hecho, él eligió como distintivo para quienes le siguiésemos el símbolo del Corazón de Jesús, toda una propuesta de intenciones que define un compromiso concreto: estar ‘en el corazón de las masas’ (como diría René Voillaume) o ‘ser el amor en el corazón de la Iglesia’ (como proponía Teresita de Lisieux). No es la nuestra una propuesta de vocación ñoña y aburrida, no, se trata de vivir en el mismo corazón de Cristo Resucitado que conserva la llaga de haber sido traspasado y renueva nuestra vida desde la sencillez y la alegría, es una invitación tras Pentecostés a vivir con la mirada del corazón, de nuestro corazón, puesta en Jesús, el Amor de todo amor, con la ayuda del Espíritu Santo (…)”. (Tomado del editorial).
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