[AMERINDIA]

[SAN SALVADOR, 30 DE AGOSTO]607 participantes –325 mujeres y 282 hombres–participan en San Salvador, en la Universidad Centroamericana ‘José Simeón Cañas’ (UCA), en el III Congreso Continental de Teología Latinoamericana y Caribeña que inició hoy, 30 de agosto, a la escucha de las interpelaciones que emanan de “los gritos de los pobres y de la Tierra”, 50 años después de la Conferencia de Medellín.

El evento, organizado por Amerindia Continental y la Maestría en Teología Latinoamericana de la UCA, se sitúa en continuidad con el I Congreso, celebrado en São Leopoldo, en 2012, y el II Congreso, realizado en Belo Horizonte, en 2015; el primero en tiempos de ‘invierno eclesial’ y el segundo en plena ‘primavera eclesial’, con Francisco, que oxigenó las opciones de “una Iglesia pobre y para los pobres” que nacieron en Medellín, como explicó Socorro Martínez, coordinadora continental de Amerindia durante el acto de apertura.

El rector de la UCA, el jesuita Andreu Oliva, por su parte, al saludar a los participantes no dejó de referirse al signo del martirio que ha acompañado a la Iglesia latinoamericana y, concretamente, a la Iglesia salvadoreña: “Celebrar aquí los 50 años de Medellín con un congreso de teología es –dijo–, más allá de su propio peso específico, el mejor homenaje hecho a las mujeres y a los hombres mártires de la UCA, cuando se acerca los 29 años de aquellos asesinatos que nos hermanaron especialmente con el pueblo de mártires salvadoreños, latinoamericano y caribeño”.

Y sin embargo, Martínez también aseveró que “redescubrir el acontecimiento Medellín es acoger la irrupción de los pobres como lugar donde Dios se revela e inaugura una Iglesia latinoamericana con voz propia”.

Esta intuición también estuvo presente, previamente, en el momento de espiritualidad que animó el grupo de Amerindia El Salvador, cuando evocó el sugestivo impacto que generaron los 16 documentos conclusivos de la Conferencia de Medellín.

Dos religiosos, Cecilio de Lora y Rosa Noemí Ortiz confirmaron con su propio testimonio de vida la trascendencia de Medellín, el primero desde su cercanía al evento eclesial del 68, como secretario adjunto del CELAM, y la segunda a la luz de la huella que dejó Mons. Óscar Arnulfo Romero –próximamente canonizado– en su historia, junto a los más pobres.

¿Por qué Medellín es una memoria generadora? A este asunto respondió el aporte del teólogo uruguayo Pablo Bonavía, quien afirmó que “Medellín pertenece a esa memoria peligrosa e irrenunciable, de carácter fundacional”, que dio paso a “una Iglesia con rostro latinoamericano y caribeño” y, al mismo tiempo, a “un modo de producción que recoge el dinamismo circular del Vaticano II”, que acentuó la centralidad del Pueblo de Dios y de los pobres, como se expresó en el Pacto de las Catacumbas.

En este sentido, hacer memoria de Medellín, en este congreso, “supone una conversión para la propia Iglesia”, necesitada de un “giro decolonial”, concluyó Bonavía.