Crónicas de los Cayetanos (5): Los Cayetanos y la palabra de Francisco

18 de Enero de 2018

[Por: Francisco Bosch | Amerindia Argentina]




Más de 300 mil personas en silencio. La voz gastadita del papa abrió el aire de la Araucanía. Bellísimo encuentro entre dos tradiciones: el cristianismo que cree que Dios se hizo palabra y los movimientos populares que saben de pronunciarse para dar la batalla cultural. Era hora de la palabra y Francisco usó el modito de Jesús, palabras sencillas con forma de parábola para sembrar su palabra, para denunciar y anunciar al mundo de hoy.

 

Habla el papa, en parábolas, como Jesús, como el pueblo...

 

Palabra sembrada

 

La palabra es una voz sembrada. Francisco sembró su palabra en la Araucanía, partiendo de la ancestralidad de los pueblos de la tierra. Pero no se quedó con eso, esta misa es oficiada en el aeródromo de Temuco y el Papa no dudó en señalar que allí sucedieron violaciones a los derechos humanos. Con las violaciones a la vida de las dictaduras del sur en el corazón nos convocó a un silencio. Fue un silencio largo, profundo, creo que fecundo... 

 

Una palabra que denuncia la violencia

 

La profecía del Antiguo Testamento del pueblo hebreo era de símbolos y palabras. Era con memoria y con presente. El Papa con esa claridad pasó a denunciar la violencia. En este contexto donde los de abajo son señalados como violentos se atrevió a jerarquizar las violencias y poner en primer lugar 'la violencia de los que escriben sus promesas con la mano y borran con el codo'. Fuerte denuncia contra los poderosos de turno, fuerte señalamiento a los que ganaron mintiendo y ajustan reprimiendo. 

 

Y Francisco, conociendo la escalada del conflicto en el sur de América, denunció también la violencia explícita que mata. En principio es también una denuncia a los que mataron a Santiago y Rafael en el conflicto mapuche argentino. Y por supuesto que los medios se apresuraban a señalar que esta palabra es para denunciar las acciones de los de abajo, y esto demuestra su afán incansable de mentir, aunque es una gran tarea de lxs cayetanxs el evitar todo tipo de violencia. De hecho, un compañero de la peregrinación dijo: “disfrutamos muchísimo y eso que estábamos todos caretas”. Un ejemplo de disciplina y cuidado de la militancia, que fue evidente entre los cayetanos en todas las marchas con represión de diciembre pasado. 

 

Anuncio de la unidad que puede salvarnos 

 

“Nos salvamos en racimo” decía el mártir Rutilio Grande y parece que el jesuita Papa lo tiene muy en su corazón. Por eso el evangelio de Juan en su capítulo 17 fue el marco para que Francisco nos hablara de frente a los movimientos populares: nos convocó en repetidas veces a ser artesanos de la paz. 

 

Exigirnos la unidad a los cayetanos es reconocer sus voces: la CTEP, el Evita, Barrios de Pie, la Corriente clasista y combativa. Estos espacios con sus territorios, sus rostros, su fe, su historia de militancia y su horizonte, cada uno sin perder nada y ganando mucho en el encuentro. La propuesta y exigencia es clara: crecer en la unidad sin matar diversidad

 

Para este gran anuncio de la buena noticia de la unidad el Papa usó la parábola de los tejidos mapuches oponiéndolo a los industrializados. Ser artesanos de la paz es trabajar con la paciencia de los pueblos de NuestraAmerica y desde su sabiduría en una cultura del encuentro. Otra vez, la cultura popular como fuente de revelación. Otra vez, Francisco dejando que los pueblos delinean el tejido de sus sueños y esperanzas colectivas. 

 

Por todo esto, el Papa se animó a recuperar el término que los mapuches usan para Buen Vivir y colocó allí el corazón de un horizonte colectivo NuestroAmericano. Enorme la esperanza, más grande la tarea para los cayetanos.

 

Finalmente, Francisco, el obispo que huele a pueblo, nos invitó a re-conocernos en cada encuentro, en cada causa común. 

 

Es quizás por esto que los Cayetanos han entendido el corazón de la crisis actual y de la posible esperanza: estamos frente a una crisis terminal de nuestra manera de vincularnos, de re-ligarnos. Por tanto la crisis sistémica que enfrentamos es de raíz religiosa y el mundo nuevo que vanos pariendo está naciendo de una nueva forma de religarnos entre seres humanos y con la Pachamama. 

 

Que de la mano de los cayetanos de cada rincón, así siga siendo.

 

Desde San Martin de los Andes, en el encuentro de Movimientos Populares por las tres ‘T’, 

 

 

Francisco Bosch

 

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