[Coordina: Cecilia Tovar]
El 11 de febrero de 2013, el papa Benedicto XVI dejó en estado de shock a la Iglesia católica al anunciar su renuncia, que se haría efectiva el 28 de aquel mes. No tenía fuerzas para continuar. De hecho, acabaría confesando a su biógrafo poco después que apenas dormía desde la JMJ de Colonia de agosto de 2005, hace ahora 20 años, pocos meses después de suceder en la silla de Pedro a Juan Pablo II.
Casi al mismo tiempo que hacía pública su histórica renuncia comenzaban las especulaciones sobre las causas últimas de ella, pues siempre hubo un círculo crédulo a las teorías conspiranoicas que veían en esa muy pensada decisión oscuras motivaciones, cuando no tramas, que se prolongarían durante el pontificado de Francisco.
Ahora se acaba de conocer una carta fechada en 2014 en la que el Papa alemán, fallecido en 2022, había escrito el teólogo italiano Nicola Bux en la que le preguntaba a Joseph Ratzinger sobre las dudas e incertidumbres que había dejado, en su opinión, pendientes su renuncia.
Y en esa carta, recogida por Katholisch, “el Papa Emérito rechaza firmemente las especulaciones de que nunca renunció realmente ni permaneció en el cargo como una especie de "antipapa". Tales ideas son "absurdas" y contradicen la "clara enseñanza dogmático-canónica" de la Iglesia. Quien afirme lo contrario no es "ni un verdadero historiador ni un verdadero teólogo". El Papa emérito también califica de infundadas las advertencias sobre un cisma eclesiástico progresivo en la carta”…
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