07 de Diciembre de 2025
[Por: Edgar Beltrán | The Pillar | El Confidencial]
El Vaticano se debate entre un “apagón” total de la Iglesia y la pretensión del régimen de tener poder de veto sobre los nombramientos episcopales
El papa León XIV recibió al obispo Rolando Álvarez en una audiencia el 13 de noviembre de 2025, marcando el primer encuentro entre el obispo —quien pasó más de un año en prisiones nicaragüenses bajo cargos de conspiración— y el nuevo pontífice.
La audiencia se realizó dos meses después de que el Papa recibiera a otros tres obispos nicaragüenses exiliados en el Vaticano.
La serie de reuniones recientes ha generado especulación sobre si el Vaticano está empezando a cambiar su enfoque hacia el país, en el que la Iglesia ha sido casi completamente silenciada por la persecución continua del régimen.
Tomar una nueva dirección diplomática podría resultar complicado. Las declaraciones críticas hacia el Gobierno han provocado de manera consistente picos en la persecución, lo que ha llevado a los líderes católicos, tanto en Nicaragua como en Roma, a mantenerse mayormente en silencio en los últimos años.
Y si León XIV está interesado en involucrarse con el régimen —por ejemplo, restableciendo una presencia diplomática en el país— podría verse limitado por las demandas del Gobierno de contar con poder de veto sobre futuros nombramientos episcopales.
A fin de cuentas, el Papa podría determinar que la verdadera cuestión no es si actuar en Nicaragua, sino cuándo.
Bajo el pontificado de Francisco, la Santa Sede adoptó inicialmente una postura de silencio estratégico durante las protestas de 2018-2019 en Nicaragua que desataron la persecución actual, dejando la mayor parte de los comentarios públicos al Episcopado local.
Este silencio se vio interrumpido ocasionalmente por declaraciones críticas a lo largo de los años —por ejemplo, cuando Francisco comparó al dictador nicaragüense Daniel Ortega con Hitler y lo calificó de hombre “desequilibrado” en una entrevista de 2023.
El Papa también dio señales periódicas de apoyo a la Iglesia nicaragüense, como la designación del obispo Rolando Álvarez como delegado a la segunda sesión del Sínodo sobre la sinodalidad en 2024.
Pero estas declaraciones fueron pocas y, en general, imprecisas. Cuando el papa Francisco escribió una carta pastoral al pueblo de Nicaragua en 2024, solo hizo una breve mención de la situación de derechos humanos en el país.
Apagón casi total de la Iglesia en Nicaragua
La reacción del régimen ante cualquier gesto de Roma ha sido consistente: más detenciones, más exilios y más presión.
A estas alturas, la Iglesia en Nicaragua ha entrado en un apagón casi total.
La mitad de los obispos del país se encuentran ahora en el exilio. Congregaciones religiosas enteras han sido expulsadas del país. El 20% de los sacerdotes han huido o sido expulsados. Quienes permanecen han cesado toda crítica pública al régimen. Comentarios críticos en homilías, procesiones religiosas, oraciones por los perseguidos e incluso el contacto con sacerdotes u obispos exiliados pueden ser considerados como traición o conspiración potencial.
Diversas fuentes del Vaticano dijeron a The Pillar que las comunicaciones entre los obispos que aún permanecen en Nicaragua y Roma se han colapsado.
“Muchos obispos (exiliados) prácticamente gobernaban sus diócesis desde el extranjero, pero eso ya no ocurre. El régimen espía a los sacerdotes y cualquiera que envíe mensajes o hable con obispos o sacerdotes en el exilio termina también siendo exiliado, así que básicamente no hay comunicación entre la Iglesia en el país y el resto de los obispos latinoamericanos o el Vaticano”, dijo una fuente a The Pillar.
“Los obispos no van al Vaticano, no asisten a reuniones del CELAM (la Conferencia Episcopal Latinoamericana) ni a celebraciones en otros países de Centroamérica, porque temen que una vez que salgan del país no se les permita regresar”, dijo otra fuente.
Este vacío de comunicación significa que el Vaticano tiene casi ninguna información confiable sobre las condiciones dentro del país.
Papa debe restablecer a un nuncio en Nicaragua
Muchos en el Vaticano creen que la primera prioridad del papa León con respecto a Nicaragua debería ser restablecer la representación diplomática en el país. El nuncio del país fue expulsado en 2022.
“Tener un funcionario del Vaticano sobre el terreno debe ser lo primero. Estamos lejos de tener nuevamente un nuncio, pero necesitamos a alguien en Nicaragua, necesitamos restaurar la comunicación”, dijo un funcionario del Vaticano a The Pillar. “Necesitamos eso antes que cualquier otra cosa, porque ahora mismo no conocemos bien la situación en el país.”
Pero hacerlo podría requerir un tipo de compromiso que el Vaticano no parece dispuesto a aceptar.
Si Roma quiere restaurar siquiera una presencia diplomática mínima en Nicaragua, es probable que el régimen exija tener voz en los nombramientos episcopales. Se cree ampliamente que el gobierno está presionando para que se nombren sacerdotes afines al régimen, así como al obispo René Sándigo, de León, partidario del régimen, para ocupar vacantes.
A principios de 2025, el Gobierno emitió un comunicado argumentando que “nada autoriza al Estado Vaticano, que debe seguir las normas del Derecho Internacional y respetar a los gobiernos e instituciones nacionales, a realizar cualquier tipo de nombramientos en el territorio soberano de nuestra Nicaragua”.
El comunicado ha generado expectativas de que el gobierno podría negarse a reconocer futuros nombramientos episcopales en el país, exigiendo la aprobación del régimen y poder de veto sobre la designación de nuevos obispos, a cambio de una reducción parcial de la presión del Gobierno y de la expulsión de clérigos e instituciones eclesiásticas locales.
Esto podría dar lugar a un escenario similar al de China, con el Gobierno nicaragüense creando su propia Iglesia católica paralela aprobada por el régimen, algo que el Vaticano quiere evitar a toda costa.
Como resultado, el papa León XIV podría descubrir que sus opciones son limitadas. Si espera evitar tanto un empeoramiento de la persecución en el país como una repetición de la situación de la Iglesia en China, su mejor opción, por ahora, podría ser esperar.
Dialogar con Rosario Murillo
El dictador nicaragüense Daniel Ortega acaba de cumplir 80 años, y sus apariciones públicas se han vuelto más escasas, lo que ha generado especulaciones sobre su estado de salud.
Se considera que su esposa y “copresidenta”, Rosario Murillo, será su sucesora. Murillo es ampliamente percibida como más radical en su enfoque hacia la Iglesia que Ortega, aunque no goza de mucho apoyo dentro del círculo íntimo de la dictadura. Es posible que surja inestabilidad cuando asuma el poder, así como la eventual aparición de un líder distinto.
Funcionarios del Vaticano dijeron a The Pillar que creen que una transición de poder podría generar una breve ventana para el diálogo con la Iglesia.
El enfoque es arriesgado, debido a la postura rígida de Murillo y al hecho de que los obispos del país están envejeciendo y varias diócesis ya presentan vacantes.
Pero no hay muchas otras opciones para que el Vaticano logre cierta buena voluntad del régimen y así restaurar la normalidad episcopal y diplomática. Además, cualquier declaración pública empeora rápidamente la situación para los católicos nicaragüenses.
El papa León podría descubrir que, por mucho que quiera cambiar el rumbo en Nicaragua, la opción más eficaz podría ser simplemente esperar a un cambio de poder.
*Artículo publicado originalmente en The Pillar y traducido por Confidencial.
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