03 de Marzo de 2016
[Por: Pedro Pierre]
“He leído en el periódico el dato de que 93% de las familias ecuatorianas están endeudadas. No es signo de buena salud para la mayoría de estas familias: no podemos vivir por encima de nuestros medios. Basta recordar el colapso de la economía española que botó a la calle millones de personas que se habían endeudado y que perdieron su casa por estar endeudados con los bancos. Se puede entender que en algún momento estemos obligados a endeudarnos: a mi parecer debería ser a corto plazo. Lo vemos para los que se endeudan para tener casa propia. ¡Qué sueño mejor que tener casa propia! Se acepta a veces un endeudamiento casi de por vida… Se hipoteca el futuro que desconocemos, sin hablar de las limitaciones impuestas al presente que van a ser permanentes.
¿Por dónde encontrar caminos que alivien y mejoren esta situación? Escuchaba estos días a un pastor de una emisora radial evangélica dar unos consejos a las familias para educar a sus hijos con relación al dinero. En nuestro país no hay una cultura del ahorro: se vive pensando casi solamente en el ahora, hay pocos proyectos de vida a largo plazo, se gasta casi al momento todo lo que se tiene. Con tres verbos aconsejaba el pastor a sus oyentes. Estos son: comprar, guardar y dar. Invitaba a utilizar el dinero de forma igual según estas tres orientaciones: una tercera parte para cada una de ellas (…)”.
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[Por: Pedro Pierre]
“He leído en el periódico el dato de que 93% de las familias ecuatorianas están endeudadas. No es signo de buena salud para la mayoría de estas familias: no podemos vivir por encima de nuestros medios. Basta recordar el colapso de la economía española que botó a la calle millones de personas que se habían endeudado y que perdieron su casa por estar endeudados con los bancos. Se puede entender que en algún momento estemos obligados a endeudarnos: a mi parecer debería ser a corto plazo. Lo vemos para los que se endeudan para tener casa propia. ¡Qué sueño mejor que tener casa propia! Se acepta a veces un endeudamiento casi de por vida… Se hipoteca el futuro que desconocemos, sin hablar de las limitaciones impuestas al presente que van a ser permanentes.
¿Por dónde encontrar caminos que alivien y mejoren esta situación? Escuchaba estos días a un pastor de una emisora radial evangélica dar unos consejos a las familias para educar a sus hijos con relación al dinero. En nuestro país no hay una cultura del ahorro: se vive pensando casi solamente en el ahora, hay pocos proyectos de vida a largo plazo, se gasta casi al momento todo lo que se tiene. Con tres verbos aconsejaba el pastor a sus oyentes. Estos son: comprar, guardar y dar. Invitaba a utilizar el dinero de forma igual según estas tres orientaciones: una tercera parte para cada una de ellas (…)”.
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