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Espiritualidad y Seguimiento - José Sánchez Sánchez

[José Sánchez Sánchez]

En estos tiempos de crisis cultural profunda, de cambios y transformaciones sociales, urge que los discípulos y discípulas de Jesús vivan una profunda espiritualidad.  Muchos posmodernos viven una vuelta a lo religioso, pero se quedan en un sentimiento vago y centrado en lo individual, y en prácticas esotéricas y de culto a los ángeles, que no lleva a un cambio profundo de vida, a un compromiso de transformación de estructuras que sostienen la situación de desigualdad, de idolatría del dinero y de un culto a la personalidad. 
Las Comunidades Eclesiales de Base están llamadas a ser semillas de esperanza, por lo que no basta con acciones de asistencia, de promoción y de transformación social con las que expresen su compromiso, se necesita que vivan una profunda espiritualidad de seguimiento a Jesús, discerniendo las alternativas que se les presentan, guiadas por el Espíritu Santo.  “Desde en el punto de vista de la evangelización, no sirven ni las propuestas místicas sin un fuerte compromiso social y misionera ni los discursos y praxis sociales o pastorales sin una espiritualidad que transforme el corazón”(EvG 262). 
1.- SEGUIR A JESUS
Creer en Jesús es seguirlo.  Seguir a Jesús es proseguir la obra que él inició: hacer presente el Reino de Dios y vivir su estilo de vida. 
El centro de la vida y de la predicación de Jesús fue el anunciar y hacer presente el Reino de Dios.  Cuando el Reino entró en su  horizonte, abandonó su familia y su pueblo y se fue a anunciar la llegada del Reino.  Durante 30 años había pensado que poniendo en práctica las mejores tradiciones de su pueblo, cumpliría su misión, pero en la manifestación que tuvo en el río Jordán, el Espíritu Santo, bajó sobre él, resonó  la voz del Padre y Jesús reconoció que su misión consistiría en anunciar y hacer presente la nueva época en la que Dios  manifestaría su Reino y haría nuevas todas las cosas, renunció a su familia, a los bienes y se dedicó de lleno al cumplimiento de la voluntad del Padre.  Inició una vida de profeta itinerante, no teniendo más familia que la de aquellos que cumplen la Palabra de Dios (Mc 3, 31-35), cambio su estilo de vida
El Reino necesita de un pueblo en el que acontezca y se manifieste el poder de transformación de Dios, por lo que Jesús, al inicio de su ministerio, llama a discípulos y discípulas, signos proféticos del Pueblo restaurado para que estuvieran con él y para enviarlos a predicar el reino de Dios (LC 9,2) con el poder de arrojar a los demonios. (Mc 3 13,1-3).  Los invita hacer vida en común y los constituye en discípulos, que aprendan de él la metodología de la misión.  Ellos también tendrán que renunciar a su familia según la sangre y para tener una nueva familia que esté al servicio del Reino (Mc 10,29-30), no pondrán su confianza en en el dinero, no buscarán la fama y el poder, pondrán su confianza en Dios. (Mt 4, 1-11; Lc 4,1-13). 
En la primera parte de su vida, la invitación al seguimiento era sólo para los discípulos y discípulas, a los demás Jesús les pedía el cambio de vida y la fe en el anuncio del Reino de Dios, que acontecería de inmediato (Mc 1,14-15). Cuando Jesús descubre que Dios no le pide únicamente su acción, sino también su propia vida, la invitación al seguimiento y a tomar la cruz la extiende a todos: “Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, cargue con su cruz y sígame” (Mc 8,34, Mt 16,34, Lc 9,23). Jesús quiere que sus discípulos y discípulas prosigan la misión que el Padre le ha confiado. 
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POBRES Y POBREZA EN EVANGELII GAUDIUM Víctor Codina sj

[Autor Prueba]

 
1.Gestos simbólicos.
 El nuevo Papa Francisco, antes de pronunciar muchos discursos y de escribir encíclicas ha ido realizado una serie de gestos simbólicos de gran carga significativa que han sido fácilmente captados por todo el mundo y  ampliamente difundidos por  los MCS. 
Estos gestos han ido cambiando el ambiente eclesial dominante hasta ahora: besar a un niño discapacitado y abrazar a un hombre con la cara totalmente deformada, lavar los pies a una joven musulmana, comer en Asís con niños con síndrome de Down, ir a la isla de Lampedusa en su primer viaje fuera de Roma, y lanzar una corona de flores amarillas y blancas en memoria de los emigrantes fallecidos, convocar una jornada mundial de oración  de ayuno para la paz en Siria porque le interpelan fuertemente los rostros de los niños muertos por armas químicas, usar sus zapatos viejos de antes en vez de los zapatos rojos de su antecesor, no vivir en los Palacios Apostólicos Vaticanos sino en la residencia de Santa Marta, viajar por Roma en un sencillo y pequeño coche utilitario para no escandalizar a la gente de los barrios periféricos populares, contestar a las preguntas de un periodista no creyente, invitar a Santa Marta  rabinos de Argentina, regalar unos zapatitos al nieto de Cristina Fernández de Kirschner, recibir a Gustavo Gutiérrez el padre de la teología de la liberación, llevar un ramo de flores a la tumba del P. Pedro Arrupe, invitar para su cumpleaños a  cuatro mendigos…Estas “florecillas del Papa Francisco”, como las “florecillas de Juan XXIII” han sido fácilmente inteligibles por el pueblo.
Pero poco a poco ha ido lanzando mensajes de gran contenido pastoral y su Exhortación apostólica Evangelii gaudium, Sobre el anuncio del evangelio en el mundo actual, presenta todo el  programa de su pontificado, su hoja de ruta pastoral. De esta exhortación vamos a señalar lo que Francisco afirma en torno a los pobres y a la pobreza. 
 
2. La realidad es superior a la idea (231-233)
Esta afirmación, sorprendente en escritos del Magisterio que muchas veces parecían anteponer la idea a la realidad, afirma la prioridad de la realidad antes que la elaboración de la idea; de lo contrario la realidad queda  oculta 
en angelismos,  totalitarismo de lo relativo, nominalismos, proyectos más formales que reales, fundamentalismos ahistóricos, eticismos sin bondad, intelectualismos sin sabiduría. La idea ha de estar conectada con la realidad, La encarnación de la Palabra es el criterio, que nos lleva a valorar la historia de la Iglesia como historia de salvación, a recordar a nuestros santos que inculturaron el evangelio  en la vida de nuestros pueblos, no pretender elaborar un pensamiento desconectado de la realidad. Por otro lado, esta prioridad de la realidad nos lleva a llevar la Palabra a la práctica, a no edificar sobre arena.
¿No estamos ante el método latinoamericano de partir de la realidad, de articular el ver, el juzgar y el actuar? Esta metodología defendida y empleada es la que condicionará positivamente todo el tema de la pobreza y los pobres.
3. Denuncia profética de un sistema injusto (53-59)
 
De acuerdo a lo anterior no nos puede sorprender que la Exhortación comience denunciando los grandes males de la sociedad  actual y lance duras críticas al modelo de sociedad que prevalece: no a una economía de  exclusión e inequidad, que es una economía que mata, que valora más una caída de dos puntos en la bolsa que la muerte de frío de un anciano; no a la  nueva idolatría del dinero; no a la dictadura de una economía sin rostro basada en un afán de poder  y de tener que no conoce límites; no a un dinero que gobierna en lugar de servir y que amenaza con degradar a las personas que están fuera de la categoría del mercado y que quedan reducidas a  desechos y sobrantes; no a la inequidad  que genera violencia, porque brota de un sistema económico  injusto de raíz; no a la exacerbación del consumo, no al cáncer social de la corrupción, a la cultura de la anestesia social que nos impide compadecernos de los que sufren. 
Frente a esta situación se exhorta a la solidaridad desinteresada, a crear un orden social más humano, a una vuelta de la economía y de las finanzas a una ética en favor del ser humano, recordar que  no compartir con los pobres nuestros bienes es robarles y quitarles la vida. En nombre de Cristo se recuerda la obligación que los ricos tienen de ayudar, respetar y promocionar a los pobres.
 
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