Contra el robo de la palabra
[Autor Prueba]
(SILVIA RIBEIRO) Una ráfaga de dolor nos atraviesa con el asesinato de Noé Vázquez Ortiz, artesano y activista contra la presa El Naranjal, Veracruz, el 2 de agosto, horas antes de comenzar en su localidad la reunión nacional del Movimiento de Afectados por las Presas y en Defensa de los Ríos. Sin la oposición de activistas como Noé, la presa despojaría a 30 mil campesinos de agua y tierra. Su asesinato es además un mensaje que intenta sembrar miedo en los que por todo el país resisten la devastación ambiental y social, desde sus comunidades, barrios, parajes. Se suma a decenas de asesinatos en años recientes de quienes se oponen con razón y derecho, a megaproyectos de empresas mineras, energéticas, carreteras, deforestación, contaminación industrial y basureros, agrotóxicos y transgénicos, urbanización salvaje que arrolla comunidades, barrios y naturaleza. Como resume la Asamblea Nacional de Afectados Ambientales, la destrucción impune del ambiente se exacerbó al plantearlo como una ventaja comparativa que el gobierno de México ofreció en las negociaciones del TLCAN, situación que las trasnacionales han aprovechado en forma extrema.